White Turf, galopar sobre nieve

Suiza cita al purasangre un mes al año para mostrar su gran afán competitivo sobre un lago helado cubierto de color blanco. Es el White Turf, la glamurosa prueba hípica que se celebra en la estación alpina de Saint Moritz.

Si ya no es habitual ver a los caballos competir bajos los copos de nieve, menos es verlos galopar en una alfombra blanca sobre un lago helado. Esto es lo que ocurre en Saint Moritz (Suiza), con su tradicional y prestigioso mitin del White Turf, este año los días 3, 10 y 17 de febrero, y que congrega en el valle de la Engadina, en los majestuosos Alpes grisones, a los más distinguidos y populares personajes del gen del dinero, que son los que han popularizado que la más antigua estación del mundo de deporte de invierno se venda bajo el slogan: “Top of the world”.
Cada año el lago de Saint Moritz, de 44 metros de profundidad, presenta un colchón de hielo de hasta 80 centímetros de grosor, cubierto de 40 centímetros de nieve, capaz de soportar en una superficie de 130.000 metros cuadrados las 3.500 toneladas de todo el montaje: lujosos stands, locales de apuestas, restaurantes, tribunas, un parking para cientos de coches y, como no, los galopes de los purasangres, que a casi 60 kilómetros por hora vuelan en cada una de las tres disciplinas programadas: liso, carreras de trote y skijoring.

Espectáculo con tradición
Lo que a priori puede ser algo tan placentero y fácil como deslizarse sobre unos esquís o montar a caballo, puede ser una combinación explosiva. Se trata del skijoring, una modalidad que acelera el latido del corazón y quema mucha adrenalina. Es algo realmente frenético. Un esquiador, en vez de un jinete, es quien lleva las riendas. Por ejemplo, en la localidad finlandesa de Vallioniemi (Talli), muy cerca del Parque Nacional de Oulanka, es posible deslizarse a velocidades vertiginosas tirado por la fuerza equina y rodeado de nieve en todas partes. Esto se complica aún más, si se tiene en cuenta que el tiro corre a cargo de una de las razas equinas más potentes que existe en la cabaña ecuestre, el caballo finés, un équido con un porte esplendoroso y una fuerza mayúscula.
El skijoring pasa a ser pura competición cuando es tirado por purasangres. En Saint Moritz (Suiza) se celebra esta especialidad hípica desde hace 108 años. La historia se remonta al 1 de marzo de 1906, cuando un grupo de amigos ingleses decidió deslizarse con sus esquís enganchados a unos caballos para recorrer sobre la nieve los diez kilómetros que separaban Saint Moritz de Champfèr. Este “esquí con tracción” se disputó como competición al año siguiente, junto a otras carreras de purasangres, sobre el lago helado de Saint Moritz en lo que pasó a denominarse para siempre el White Turf.

Tres días para competir
Ya lo hemos dicho. El White Turf es un espectáculo. Todo un acontecimiento de lujo, deporte y tradición. Con las carreras de caballos como deporte principal. Son tres fines de semana con pruebas de liso, trote y skijoring. Las grandes carreras y los mejores premios son los para los purasangres que compiten en liso.
Los protagonistas del juego, los jinetes y los caballos, deben adecuarse a los deportes hípicos de invierno. Los jinetes mantienen antes de las pruebas o partidos el tono físico adecuado y realizan el calentamiento suficiente. La equitación requiere la preparación intensa de músculos raramente utilizados, así como una gran independencia de los segmentos musculares y una clara disociación del tronco, arriba y abajo, lo que es indispensable para conseguir la perfecta libertad de las ayudas. De esta manera, se evitará la aparición de microtraumatismos en espalda y abductores, posturas forzadas y contracturas.
Los purasangres son trasladados unos días antes para que se aclimaten a las bajas temperaturas y a la nieve. Para competir y mantener la plena forma, los caballos de sangre caliente requieren de unos cuidados especiales para que no sufran las consecuencias del frío. Alimentación, trabajo y cuidados son vitales para que el animal no padezca los rigores del clima. Aún así, el caballo cuenta con un gran sistema de irrigación de sangre que, en el pie, le permite mezclar la sangre de las venas con la de las arterias, aumentando la rapidez de circulación. Además, la estructura córnea del casco es muy mala conductora de temperaturas, impidiendo de esa forma que llegue el frío al interior del pie.
Estos caballos de deporte son herrados de una manera especial para mejorar su agarre en la nieve. Casi siempre se emplean clavos y suelas “hoof gripp” de caucho para minimizar la formación de nieve bajo los cascos. Hay que pensar que la nieve suele compactarse en la palma del pie cuando éste se encuentra herrado, formándose columnas de hielo que lesionan las articulaciones del miembro por no permitir al caballo estabilizarse. Es conveniente mantenerlo sin herraduras o colocarle esa plantilla especial para evitar la acumulación de nieve. Con los ramplones y almohadillas de las herraduras se evitan que se formen bolas en los cascos.
Convenientemente protegidos, los caballos esperan el momento de la salida o partido a temperaturas bajo cero realizando concienzudos calentamientos. Los músculos están anquilosados por el frío y antes de exigirle esfuerzos deben adaptarse a la temperatura del lugar. Después de la prueba, el purasangre irá al paso durante un tiempo para que su piel se seque completamente sin correr el riesgo de enfriarse. Después se evitará corriente, se le secará y se le pondrá una manta.