Pista: ¿hierba o arena?
La naturaleza de la pista determina en ocasiones el resultado de una competición. Hay disciplinas que excluyen la posibilidad de competir en arena o hierba; otras, en
cambio, sí lo contemplan, agrandando sus diferencias y convirtiéndose en un factor determinante.
El filósofo Fernando Savater escribe en su libro A caballo entre milenios “que entre una carrera de caballos sobre hierba y otra sobre conglomerado de arena hay aun más diferencia que entre el jamón
de Jabugo cortado a mano y el serrano raspado a máquina”. Savater no se equivoca. Pone el dedo en la llaga y, aunque muestre sus preferencias por el turf (césped) antes que el dirt (arena), adelanta
que en esta competición, sobre todo, la superficie determina el resultado y el espectáculo de la carrera.
No hablaremos del estado de la pista, como tampoco del trazado y el sentido de la marcha, pero sí de su composición o naturaleza. La participación de un purasangre en una superficie desconocida para
él tiene resultados impredecibles. De ahí, que sea necesario averiguar si se debe a una explicación física o a una cuestión de aptitud. Ya se sabe que la impulsión es el deseo vehemente del caballo
de ir hacia delante. Es el movimiento hacia delante como resultado de una disposición de la voluntad del caballo que puede ser natural o adquirida a través de la doma y el trabajo. Cuando el terreno
es tan blando como la arena o hierba mullida, la amortiguación es máxima, pero el suelo no solo absorbe la energía del impacto, también roba la de la impulsión haciendo más fatigosa la prueba. Además
corre el riesgo de producir problemas en los tendones por la inestabilidad del terreno.
Manda la superficie
Las reglas del suelo son claras. Las carreras tienen su lugar, superficie e historia. Esto es así y de ahí que sean las que mejor expliquen las preferencias de los purasangres por una u otra pista.
Las carreras se corren en arena o hierba. En los países europeos, las carreras con más prestigio se corren sobre hierba. En los mejores hipódromos europeos, en Irlanda, Inglaterra, Francia, Alemania
e Italia, se suele correr sobre el verde, si bien es cierto que en estos países hay algunas pistas de arena, conocidas en Inglaterra como “all weather”. El gran número de carreras e hipódromos
europeos que organizan sus programas sobre la denominación turf hace que los caballos europeos cuando actúan en la arena tengan un rendimiento impredecible.
Al contrario sucede en Estados Unidos. Las principales carreras se disputan sobre superficie arena —dirt—. Los caballos americanos suelen triunfar con más facilidad en aquellos lugares en los que se
corre sobre arena, tanto en Suramérica como en Europa.
En España se corre solo en arena en carreras oficiales en los hipódromos de Pineda (Sevilla), la Costa del Sol (Mijas), Vila-seca (Tarragona) y La Zarzuela (Madrid). Dos Hermanas y Lasarte cuentan
con pista de arena, pero no hacen uso.
Cuando un caballo ha ganado carreras importantes en Europa y en Estados Unidos sobre arena, su cotización como semental sube espectacularmente, ya que se le considera capaz de procrear caballos aptos
para ganar en ambos continentes, o sea, por extensión, en ambas superficies, y tendrán más mercado.
Como lo que manda es la cría, la pista incidirá en la valoración del purasangre. En el hipódromo de Nad Al Sheba, construido en Dubai por esa todopoderosa familia regente en los Emiratos Árabes, los
Al Maktoum, si lo normal son esas pistas de arena lógicas por el clima desértico de la zona, lo extraordinario es pista de hierba. Aquí cada año se retan en una tremenda jornada los mejores
purasangres del mundo sobre turf y dirt. Igual pasa con la Breeders Cup, la Copa de Criadores, un mitin yanqui considerado como los mundiales de las carreras de caballos ideado para que los
ejemplares europeos y americanos disputen carreras sobre arena y otras sobre hierba para que todos puedan tener ciertas posibilidades de ganar.
Aptitud velocista
La mayoría de los caballos explican su buena adaptación a un tipo de superficie por la aptitud antes que por un razonamiento físico. La morfología del ejemplar a menudo indica su perfil de aptitud,
aunque tampoco es una ciencia cierta, pues siempre hay caballos cuya morfología no coincide con sus dotes para correr en una superficie u otra. Hay quien defiende que la conformación de la pezuña es
la que puede determinar una mejor adaptación al terreno, pero la influencia genética no cambia y un caballo si en algo cambia de sus progenitores será por las herraduras y no por la pezuña.
En el mundo de las carreras de caballos se ha avanzado bastante sobre la preferencia por una u otra pista. La respuesta a la teoría “velocidad igual arena” hay que encontrarla en los estudios de
genealogía del purasangre del doctor italiano Franco Varola. Este estudioso denominó “Brillante” a esta aptitud a la velocidad. Por tanto, los orígenes estadounidenses suelen tener mayor
concentración de la influencia “Brillante” que no de las relacionadas con los metrajes clásicos y fondistas sobre pistas de hierba, denominadas por Varola como “Sólido” y “Profesional”.
También hay que decir que el poco interés de la cría yanqui por las dotes fondistas es otra razón importante de que la aptitud velocista se haya ido asociando cada vez más a las dotes para correr en
pesitas de arena.
Varola continúa en su estudio y llega a la conclusión de que en este mundo de aptitudes lo mejor es el punto intermedio, al que denominó Clásico” y que representa el equilibrio para metrajes
tradicionales tanto en tierra como en hierba.
Los caprichos del track-bias
Si la forma, el peso y la distancia son las claves para analizar una carrera, también se impone lo que llaman los americanos el track-bias, o sea la tendencia de la pista: el viento o la no
uniformidad de la arena favorece o perjudica a los punteros o favorece o perjudica a los que galopan por dentro de la pista, por poner un ejemplo.
Lo que debe tener presente el aficionado al analizar la tendencia de la pista es que un track-bias favorable nunca hace ganar a un penco, pero uno desfavorable si puede hurtarle la victoria a un
ganador.
Lo que es difícil es encontrar un purasangre que al cambiar de una pista de arena a otra de hierba obtenga siempre buenos resultados. Siguiendo con el ejemplo de las carreras de caballos, está el
histórico alazán “Secretariat” para corroborarlo: este hijo de “Bold Ruler” y “Somethingroyal” logró en tan solo dos años de competición, 16 primeros puestos de 21 salidas a pista. Entre ellas, la
triple corona norteamericana con una amplia ventaja sobre arena y dos Grupo 1 en hierba por más de seis cuerpos. “Secretariat” se convirtió así, en el primer caballo que ganaba la Triple Corona en 25
años y llegó a ser, incluso, votado entre los mejores atletas americanos del siglo XX, y el primero no humano, por Sports Century, en el puesto 35.
Hay casos contrarios, como el de “Giant’s Causeway”, “Swain”, “Sakhee”, que después de grandes victorias en hierba, tuvieron unas modestas actuaciones en las pistas de arena. O el del mismo
“Secretariat”: fue padre de 41 ganadores, y nunca llegó a tener el éxito como semental que tuvo en las pistas de carreras, debido con toda seguridad a que era un caballo irrepetible.
Capacidad locomotiva al descubierto
Existen actualmente unas pistas llamadas de “cualquier tiempo” constituidas de arenas diferentes o con una mezcla de materiales sintéticos que estabilizan la arena (fibras, cautchouc, serrín). Estos
materiales sintéticos tienen la función de mantener las buenas cualidades mecánicas de la pista expuesta a grandes precipitaciones pluviales.
Esta superficie es, por el contrario, muy sensible a la humedad. Las propiedades mecánicas de la pista dependerán entonces de las condiciones climatológicas precedentes a la carrera que determinarán
a su vez la adherencia de su superficie, el hundimiento de los cascos en el suelo y la elasticidad de la pista. Estas propiedades influyen en el apoyo de los miembros y, en consecuencia, en la
rapidez de los gestos del aparato locomotor.
Un suelo más profundo en el que el pie se hunda antes de estabilizarse va a aumentar la duración de cada apoyo, lo que tendrá en consecuencia un aumento en la duración de la aceleración.