De profesión... Handicapper
El complicado oficio del handicapper es vital para el funcionamiento de las carreras de caballos. Establecen la valoración y las escalas de pesos de los purasangres, elementos
imprescindibles para competir, pero discutidos muchas veces.
Con el diccionario en la mano, la definición de handicapper es el comisario encargado por una entidad perteneciente al turf para establecer la valoración de los caballos que participan en carreras
oficiales y para confeccionar las escalas de pesos de los hándicaps. Es una persona especializada que, después de una intensa práctica y habiendo visto un gran número de carreras, es capaz de
determinar, con un mínimo margen de error, el valor que puede dar un purasangre en la competición asignándole para ello un valor numérico.
Establecido un valor numérico para todos y cada uno de los caballos que corren tendremos el hándicap oficial, es decir, el valor que cada caballo tiene respecto a los otros. Si a eso añadimos los
condicionantes de edad y sexo podremos saber en todo momento el peso que un caballo "debe conceder" a otro en una carrera para partir en iguales condiciones que otro de inferior valor. El purasangre
es bueno cuanto su valor más aumente a lo largo de su carrera y más kilos deba cargar en una prueba de hándicap.
El handicapper examina bajo lupa los caballos que participan en las pruebas que se celebran todo el año. Su trabajo es titánico. Necesita una gran rapidez de análisis y una buena base matemática.
Inicia la clasificación de un caballo cuando éste ha participado como mínimo tres veces en competición, o ha ganado una, y con arreglo a su evolución de una carrera a otra. Entonces, tiene en cuenta
el estado del terreno, las condiciones de carrera, las distancias recorridas y la evolución de otros caballos contra los cuales el ejemplar ya corrió. Estos especialistas van modificando el valor de
cada caballo después de cada carrera, de modo que van ajustando la clasificación a la realidad.
El factor subjetivo
El conocimiento del valor de un caballo no escapa a la subjetividad. Al establecer el hándicap un profesional, hay que pensar que hay un valor subjetivo con animo de intentar acercar las
posibilidades de todos los participantes. Es esa subjetividad la que hace que todos y cada uno de los aficionados y apostantes puedan tener al respecto su propia opinión. Esto provoca una doble
reacción: quienes aceptan seguir las tablas oficiales que los handicappers publican o quienes nos comparten la valoración asignada a los purasangres y deciden llevar sus propias tablas de valores. La
fórmula, aunque sencilla (la distancia de un cuerpo de un caballo sobre otro en meta equivale a un kilo en el valor del caballo), no es tan fácil, porque se gana una carrera por la conjunción de un
montón de circunstancias y se pierde por la influencia de una sola. Por tanto, son muchas las cuestiones a considerar si uno quiere ser handicapper desde casa para acertar sus apuestas.
El éxito del buen handicapper es que en una carrera de hándicap los caballos lleguen a la meta agrupados y todos con opción de victoria. Los habrá igualado en los cajones de salida con las mismas
opciones de triunfo. Si lo consigue, será sinónimo de que ha hecho bien su trabajo. Es como si al plusmarquista mundial Usain Bolt le ponemos unos cuantos kilos a cuestas para igualar nuestras
posibilidades en la meta de los 100 metros lisos.
El código manda
Este oficio varía mucho en su profesionalización y número de miembros según el país que se trate. También en el valor numérico. Por ejemplo, en Francia el valor de un caballo va del 17 al 62; en
España, el más alto es de 125 y el más bajo de 70, o sea que la diferencia es de 55 kilos, de manera que si fuera posible que ambos corrieran juntos con tal diferencia de peso, llegarían igualados a
la meta.
El Código de Carreras de la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar de España (SFCCE) es muy claro. Establece las siguientes disposiciones para el cuerpo de handicappers que dependen del Comité
Ejecutivo de la SFCCE:
I. Son los encargados de establecer la valoración de los caballos que participan en carreras oficiales en España y de confeccionar las escalas de pesos de los hándicaps que incluyan
en sus programas las Sociedades Organizadoras.
Las valoraciones oficiales, en base a las condiciones que se establezcan, deberán ser publicadas al menos dos veces al año, una de ellas al término del mismo obligatoriamente.
II. Los handicappers serán tres, como mínimo, y podrán requerir la colaboración de un asistente para una temporada determinada.
III. Los handicappers no podrán tener la condición de criador, propietario, entrenador o jinete con autorización en vigor.
IV. No podrán efectuar apuesta alguna sobre las carreras de caballos regidas por este código.
Son cuatro disposiciones sin más secretos. Lo único que se exige es dedicación, capacidad de análisis e independencia. Así lo ejercen en España, pero como profesión poco reconocida. Aunque sean los
únicos que garantizan igualar la posibilidad de todos los participantes y hacer de esta manera más atractiva y reñida la competición.